Análisis de las Dimensiones del ser
En la actualidad hay una crisis en las conductas morales, para los medios e incluso para muchos padres de familia se trata de normalizar las conductas inapropiadas en relación al valor de la familia y la responsabilidad afectiva y ética a la hora de cuidar a los demás.
Teniendo claro este concepto se debe formar familias con principios, virtudes morales y responsabilidad afectiva, ya que estas juegan un papel importante para reafirmar y afianzar el desarrollo de las personas a través de una convivencia sana.
Historia Personal
Hace unos años decidí formar una familia, entregué gran parte de mi esfuerzo, corazón y sacrificio por empezar a construir un hogar al lado de la persona que elegí como mi esposo, fuimos construyendo algunas cosas juntos y avanzando en relación a los objetivos que teníamos planteados, aprendí a querer de manera incondicional y a dar todo lo mejor de mi parte anteponiendo muchas veces mi bienestar por el de la persona que había elegido amar y al final es eso, tomar la decisión de amar por encima de otra cosa.
Pasaron los años y mi esposo fue infiel al compromiso que habíamos adquirido ante los ojos de Dios, en ese momento mi temperamento cambió, me sentí defrauda, sentí como mi corazón se partió en mil pedazos al saber que una persona había pisoteado todo el amor que había dado de manera incondicional.
Mi hijo mayor, mi mono mayor, fue una gran esperanza y apoyo para mí, podía ver en él gran parte de la dulzura del amor que en algún momento tuvimos con mi esposo y tuve la gran recompensa de tener un hombrecito a mi lado que me viera como su más grande amor mientras iba creciendo, un hijo siempre es una gran bendición, de hecho su nombre significa regalo de Dios y efectivamente ese pequeño era un regalo de Dios para mi vida que iba ayudar a reparar mi corazón tras esa dura situación.
Procuré acercarme más a Dios y aprendí la importancia del perdón, de confiar y tratar de ver con misericordia al otro, mirando más allá del error veía el hombre que una vez amé y decidí ser valiente y tomar la decisión de perdonar y seguir amando.
Pasaron algunos años y las heridas iban sanando poco a poco, la realidad es que tras una situación de infedelidad la confianza cambia de manera drástica, así mismo la paciencia o serenidad que había al principio se esfumaba por momentos y aparecían secuelas de un corazón lastimado.
En medio de todas esas situaciones cuando las cosas estaban más estables tuvimos la bendición de tener a nuestra hija menor, mi monita, quien nuevamente llenó de alegría y dulzura mi vida, ver la fragilidad y ternura con que ella me trata endulza mi vida y me llena de esperanza para seguir avanzando, curiosamente su nombre también significa regalo de Dios.
Hoy en día estamos juntos mis monos y yo, su papá tomó la decisión de no estar a nuestro lado en estas aventuras pero aún así veo en ellos la motivación necesaria para luchar por mis objetivos y seguir avanzando para darles una mejor vida a ellos, los regalos que Dios me ha dado.
Mi familia ha sido un gran apoyo en todos estos tiempos, nos hemos unido más y hemos descubierto de nuevo el gran poder del amor incondicional y del apoyo familiar y así he comprrendido que aún en medio de las situaciones difíciles hay crecimiento y avance, aún en medio del dolor hay grandes lecciones que nos hacen cada vez más conscientes de nuestra fragilidad pero también de nuestra fuerza.
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